jueves, 19 de abril de 2012

NORMAL


Normal. Si, claro. Soy un tipo normal. Yo me considero de lo más normal…
Un buen hijo. Ayudo a mis padres, cuido de ellos, les invito a comer, de viaje… hijo modelico.

Hubiera sido un buen hermano si mis padres hubieran tenido más hijos. Se casaron tarde, ya mayores. Por eso me cuidaron. Pero he tenido amistad con otras personas. Otros hombres. Contactos, risas… hasta creo que soy buen amigo. Nadie tiene quejas de mí. No soy el rey de la fiesta pero suelo acudir a todos los eventos. Como uno más. Partidos, cumpleaños, bautizos… aunque nada de lo que suceda me interese. Pero creo que eso es normal…

Mi mujer me respeta y quiere. No puede tener queja. Nos conocimos  en la carrera y desde novios planeamos una vida juntos. Vale que no sea la más guapa,  pero yo tampoco soy Brat Pit. Somos normales. A mi me basta. No necesito nada más.


 Cuando nació el primero de mis dos hijos sentí algo especial. Algo que me sacó de mi normalidad. Fui especial. Por unos años cambié. No era todo tan normal. Mis chicos eran especiales… todo era especial. Se salían de lo normal. Hasta que crecieron y se convirtieron en mas del montón. En ovejas tristes que hacen lo que todo el mundo hace. Se convirtieron en normales. Algo de nuevo se rompió dentro de mí. Volvió esa sensación de normalidad. Ese asco interior. Ese verme en el espejo y sentir que toda mi vida es normal. Asquerosamente normal. 

Por eso no puedo evitar odiar a toda esa gente que no es como yo. Que no es normal por eso no he podido evitar robar aquella noche ese coche y atropellar a esa gente que esperaba tan normal el autobús en la parada. Por eso he sido incapaz de no estrangular a ese taxista tan parlanchín que me contaba con toda normalidad su vida. Ya se que aquel chica que me ligué en una convención no tenía la culpa de ser normal, pero en el fondo le hice un favor. Por eso he tenido que empujar a esas ancianas por la escalera que esperaban una muerte normal debida a la vejez… Estoy harto de la gente normal.

 Para mí eso todo eso que siento es normal. Y lo mejor de todos es que camino por la calle cada día cruzándome con  amigos y desconocidos y en el fondo todos piensan que soy normal y solo algunas noches cuando abandono esa normalidad logro sentirme especial. Pero es una suerte que a los ojos de todos yo siga siendo normal.

domingo, 25 de marzo de 2012

CONSCIENCIA DE SOLEDAD


Llevo toda la vida sabiendo mi necesidad de sentí amor, de compartir mi vida con alguien. Siempre he pensado que algún día  llegaría la persona adecuada. Si no, sería capaz de dirigir mi vida a solas. Puedo ir al cine, de compras, comer.. Sin nadie. Autosuficiente.  Más vale solo que mal acompañado… Esos era mi filosofía y nunca he sentido sentirme solo. Nunca he anhelado a mi pareja… ¿nunca? no…

¿Cómo suele suceder esto? Como una gran idea cuanto te llega a la cabeza. PAM!!! Y de repente algo sucede. Una acción trivial que te hace sentir ese vacío ese, esas carencias, esa falta de amor…
En mi caso, se ha debido a pequeñas tontadas de la casa. Esas pequeñas tareas cotidianas que todos hacemos y que un día, y sin darme cuenta, se han ido incrustando en mi pecho haciendo florecer esa sensación de vacío, de perdida, de dolor que han revuelto mi mundo. Mi plan perfecto. Han  dado a luz esa soledad. Una soledad de la que ahora no me puedo desprender. Que no me deja respirar. Que me persigue. Que logra que me sienta solo rodeado de amigos.

¿Cuál fue el detonante? Sólo doblar las sabanas de mi cama de 1,50. Sólo hacer la cama sólo. Y verme incapaz de realizar esa sencilla función que tantas veces había hecho de manera automática, consiguió desarmar toda mi vida vacía. Todos mis argumentos… No lograr doblar sin ayuda una sábana bajera verde de 1,50. Eso me ha hecho tener consciencia de mi soledad.

martes, 20 de marzo de 2012

VIDAS COMPARTIDAS

Es inevitable escuchar los sonidos de la vida de tus vecinos cuando vives en una corrala. Todo es público. No hay secretos. Esto si es la vida en directo y no los programas preparados de la tele. 

Yo soy un gran escuchador de la vida de los otros. No por cotilleo, si no por curiosidad, por pasatiempo. Es como ir al teatro. Por unos minutos cambias tu vida por la de los otros. En cuestión de tres voces y cuatro ruidos,  pasas de ser padre de dos hijos a los que abroncas a jubilada viuda contando tus males a la portera. De joven artista gafapasta con la música a todo volumen a adolescente  son padres que lleva a su novieta a casa. De esposa triste madura que habla con la tv a la esposa alegre y guapa que se entretiene a hablar con todos en la escalera. 

Al final mi vida se convierte en varias vidas. Yo tengo varias vidas, varias familias varias personalidades. Y a su vez, quiero pensar, que mi vida se convierte en la vida de otros. Que al igual que yo envidio algunos retazos de sus vidas ellos quieren parte de la mía.  

Termino mezclando las cosas que me han pasado en mi vida con las que viven otros y llega un punto en que no se cual de todas es mi vida. Aunque lo que yo siento es que de verdad todas son mis vidas y cuando estamos cansados de vivir la nuestra nos las prestamos para poder airearnos un poco, como cuando sales al bar a tomarte una cerveza.